Esta lata no es mía, es un regalo que le dio mi tío Ángel a mí cuñado Gabriel (papá de Jano) en 1994. La debió traer de uno de sus muchos viajes a Chicago, junto con mi tía Isabel y ‘las muchachas’ como les dice mi mamá.
Yo desde ese entonces le traía ganas, y hace unos 10 años llegó a mis manos. Le pedí a mi hermana Marthita que me la regalara, que yo la iba a cuidar bien. ¡Y lo hice! Las marcas que tiene de golpes son de antes de tenerla conmigo.
Es una de las cosas que tengo a la vista.
1 comentario:
Hahaha, no me acuerdo que hubiese estado tan jodida. Cuidala, prodria ser reliquia mundialista
el wey del jano
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